Escondidas en el interior del rústico fruto se encuentran las pipas de calabaza que además de ser deliciosas albergan muchas propiedades saludables gracias a su composición nutricional. Leer más

Después del anterior identikit del hambre emocional, aquí os cito algunas sabias reflexiones de grandes profesionales y maestros de vida. Leer más

Después del anterior identikit del hambre mental, toca sin duda profundizar el hambre emocional, también llamada hambre nerviosa. Otro fruto de la mente que conduce a una dieta no movida por las sensaciones físicas de hambre, saciedad, saciedad gástrica o «apetito celular» sino por las emociones. Leer más

Los datos indican que en promedio, el 45% de los pacientes hospitalizados por contagio de Coronavirus están desnutridos con una pérdida variable de masa muscular que aumenta el nivel de debilidad y fragilidad. Y  que la desnutrición provoca un retraso en los tiempos de curación. En este escenario surge mi aportación: reiterar algunas sugerencias de alimentación para mantener fuerte el Sistema Inmunitario y mejorar nuestras defensas frente a enfermedades infecciosas y autoinmunes. Aunque considero que la prevención es de incomparable importancia en respecto al tratamiento, incluso los pacientes hospitalizados por la infección de coronavirus se beneficiarían de un enfoque nutricional temprano y adecuado, recetado por un especialista especialista en Nutrición Clínica. Leer más

El Coaching nutricional y del estilo de vida (Lifestyle Coaching) acompaña a la persona hacia un cambio de alimentación y estilo de vida consciente, autodeterminado, duradero y más saludable. El Mindful Eating (Comer Consciente) invita a poner atención plena a la experiencia de comer, llevando la consciencia a los alimentos que comes y a cómo, cuándo y para que comes, así como a los pensamientos, sensaciones corporales y emociones antes, durante y después de comer,  con curiosidad y sin juicio.

¿Cómo surgen estas nuevas disciplinas?

Está claro que malos hábitos alimentarios y el sedentarismo juegan un papel crucial en la promoción del sobrepeso, la obesidad y el aumento de las enfermedades crónicas asociadas con ellos (enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, trastornos endocrinos, enfermedades metabólicas, etc.). Y está reconocido que el único tratamiento efectivo a largo plazo contra el sobrepeso y la obesidad es un cambio de estilo de vida duradero y auténtico hacia la adopción de hábitos más saludables. Sin embargo, la realidad nos enseña que cambiar el estilo de vida no es nada fácil. El consumidor moderno dispone de una cantidad importante de información válida sobre la «alimentación saludable», transmitida de parte de profesionales de la salud competentes a través de un número infinito de canales de comunicación. ¿Quién no sabe que las frutas y las verduras deberían ser la base de la alimentación diaria? ¿Quién nunca ha oído que no es recomendable comer bollería industrial? ¿O que el pescado azul debería llevarse a la mesa con más frecuencia que la carne roja?  Sin embargo, conocer estos conceptos básicos no quiere decir ponerlos en práctica.

¿Por qué no es suficiente disponer de información correcta para adherirse a un estilo de vida saludable?

«Es más fácil cambiar de religión que de dieta» (Francisco Grande Covían)

En el corto plazo, es relativamente fácil comer «sano», hacer ejercicio y hasta
perder peso, mejor que mejor si bajo la guía de un dietista-nutricionista o participando a un programa de intervención nutricional (estudios clínicos llamados Lifestyle Behavioral Interventions). Lo difícil es un cambio de por vida. Alfred Adler definió el estilo de vida como esa «huella única e irrepetible de cada individuo, constituida por la resultante de rasgos de comportamiento,
orientación de pensamiento, sentimientos y emociones». Algo arraigado en cada uno de nosotros desde los primeros años de vida, y por lo tanto, difícil de rediseñar. El cambio de que hablamos es entonces una transformación profunda. Como en todo, el primer paso es la toma de conciencia: de los mecanismos automáticos que impulsan la persona a actuar de cierta manera en la mesa o en momentos clave del día.

«Primero hacemos nuestros hábitos y luego nuestros hábitos nos hacen a nosotros» (John Dryden)

Centremonos en la alimentación, el elemento más esencial y constante que marca el estilo de vida de cada uno de nosotros. La relación con la comida es la relación más antigua y oscura de nuestra vida: el simple acto de comer está fuertemente influenciado por múltiples factores, no solo fisiológicos (genéticos, epigenéticos) sino también psicológicos y socioculturales que han afectado nuestra conducta alimentaria desde la primera alimentación con calostro. Cuando no hay conciencia (y por lo tanto legitimación) de la necesidad de saciar profundamente todos los diferentes niveles de hambre del ser humano (fisiológico, mental, emocional, espiritual), hay una falta de conciencia de los diversos «alimentos» que tenemos disponibles para nutrir a nosotros mismos. Y es más probable que nos encontremos comiendo no tanto para llenar las necesidades fisiológicas de crecimiento y sustento de nuestro cuerpo «físico» (hambre estomacal, hambre celular) sino que para satisfacer otras necesidades (hambre emocional, hambre intelectual). Por lo tanto, es importante detenerse y reflexionar. Sobre el por qué nos volvemos cada vez más «gorditos» y más insatisfechos. Sobre el por qué no es suficiente con simplemente leer una buena revista de
nutrición o pagar a un nutricionista competente que nos prescriba “la dieta de la salud”, para encontrar el verdadero bienestar y sentirnos en armonía con nosotros mismos. En este contexto, tanto el enfoque de Lifestyle Coaching como la práctica del Mindful Eating son consecuente con la necesidad de una mayor conciencia de nosotros mismo y de nuestros mecanismos internos. Y son disciplinas completamente alineadas con el nuevo paradigma de autogestión de la salud.

 

 

 

Ya estamos en pleno invierno y el cuerpo está pidiendo comidas calientes, sopas y guisos preparados con ingredientes frescos, locales y de temporada.

¿Pero cuáles son los alimentos vegetales ideales para los meses fríos?

Es aconsejable llenar la cesta de la compra con raíces, frutas cítricas y vegetales de hoja verde como espinacas, remolachas, cardos, coliflor y verduras ideales para preparar ensaladas amargas (achicoria, escarola etc). Todos estos son alimentos que la naturaleza nos ofrece en esta época del año.

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En un articulo anterior hemos explicado qué es la histamina, donde se encuentra,  cuales son las condiciones que favorecen su acumulación en el cuerpo y cómo cuidarnos en caso de

DIAGNOSIS DE INTOLERANCIA A LA HISTAMINA E HISTAMINOSIS -> LEE EL ARTICULO

Es importante destacar que, además de ser producida y almacenada por el organismo, la histamina está presente en numerosos alimentos. A este proposito, a continuación vamos a diferenciar entre alimentos ricos directa o indirectamente en histamina y a indicar los alimentos prohibidos y los permitidos en caso de intolerancia a la histamina e histaminosis permanente o temporal. Leer más

Hemos cerrado la nariz y elevado la mente

Al hambre mental la llamo “gran déspota desconocido” porqué en mi experiencia de coach y de vida he ido observando que en la época en la que vivimos el hambre que verdaderamente manda en nuestras mesas (o de pie, al lado de la nevera) es justamente el hambre que surge de nuestro parloteo mental. Sin embargo, a menudo ni tenemos conciencia de cuánto influye en nuestros hábitos alimentarios viciados.

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Histamina: ¿Que es, donde se encuentra y a que sirve?

La histamina es un compuesto nitrogenado producido en el cuerpo por la simple descarboxilación de un aminoácido, la histidina. Una vez producida, la histamina es almacenada en los mastocitos, células involucradas en los procesos inflamatorios y las respuestas alérgicas e inmunes.

La liberación excesiva de histamina por parte de los mastocitos es un paso común de cualquier reacción alérgica como, por ejemplo, asma, conjuntivitis alérgica, urticaria y rinitis y juega un papel fundamental en los procesos inflamatorios.

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Las alergias alimentarias están en constante aumento, y la evidencia sugiere que dicho aumento no se debe a cambios genéticos si no que a factores ambientales. En condiciones fisiológicas, tras la ingestión de alimentos el tracto gastrointestinal se ocupa de descomponer los componentes de la dieta en nutrientes aptos para la sucesiva absorción. Y eso no genera, en la mayoría de los casos, ninguna respuesta inmunitaria desregulada. Sin embargo, es creciente el número de casos en que este proceso fisiológico de metabolismo, digestión y absorción tarde o temprano empieza a fallar.

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